Día de Muertos: Origen de una emblemática festividad mexicana
En 2008, la UNESCO declaró al Día de Muertos Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Ciudad de México, 26 de octubre del 2024.- El Día de Muertos, celebrado el 1 y 2 de noviembre, es una de las tradiciones más representativas de México, donde se honra a los seres queridos que han fallecido. Esta festividad única combina elementos prehispánicos con rituales católicos, y se ha convertido en un símbolo de identidad cultural y espiritual.
Origen y significado
Según el Gobierno de México, el Día de Muertos implica “el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos”, quienes regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familiares y disfrutar de los alimentos y ofrendas preparados en su honor.
La celebración se caracteriza por la instalación de altares llenos de colores, velas, flores de cempasúchil y comida tradicional, que simbolizan la presencia viva de aquellos que han partido.
El origen de esta festividad se remonta a las prácticas religiosas de los pueblos indígenas, como los mexicas, mixtecas, zapotecas, texcocanos, tlaxcaltecas y totonacas. Estos pueblos realizaban rituales en honor a sus muertos durante el ciclo agrícola del maíz, una planta sagrada y esencial en su cultura. Con la llegada de los españoles, la tradición indígena se fusionó con las celebraciones católicas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, dando lugar al actual Día de Muertos.
Reconocimiento internacional
El Día de Muertos no solo es una festividad de gran significado para los mexicanos, sino que también ha trascendido fronteras. En 2008, la UNESCO la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su relevancia como expresión cultural que es a la vez tradicional, contemporánea y viviente.
Esta festividad representa la integración de diversas tradiciones y creencias, y refuerza los lazos comunitarios al ser una celebración compartida en toda la nación.
El Día de Muertos es más que una tradición; es una forma de entender la vida y la muerte, donde la despedida se convierte en una reunión y el luto se transforma en fiesta.