¿En política, el que se enoja pierde?
Por Alfredo Guzmán Hará unos días comenté sobre la circunstancia del PRI en Guerrero y observaba que varios grupos, ya se movían en pos de la presidencia partidaria. Sugerí que lo ideal es que los candidatos más fuertes, se reunieran, hicieran público un acuerdo inteligente y que salieran y dijeran a la militancia que su […]
Por Alfredo Guzmán
Hará unos días comenté sobre la circunstancia del PRI en Guerrero y observaba que varios grupos, ya se movían en pos de la presidencia partidaria.
Sugerí que lo ideal es que los candidatos más fuertes, se reunieran, hicieran público un acuerdo inteligente y que salieran y dijeran a la militancia que su cometido más importante, es ganar y promover la unidad interna.
Eso es una estrategia adecuada, sobre todo, cuando hay desconfianzas.
Siempre que se inicie una contienda electoral, ya sea interna o por fuera, hay que ubicar el escenario, definir las acciones y trazar la estrategia. Pero sobre todo ver las perspectivas y observar si hay condiciones del triunfo.
Todo proceso político tiene el objetivo de ganar, pero quien empieza a lanzar lodo, pierde, sobre todo porque no tiene claro el objetivo y no entiende que es una contienda interna, donde al final deberán salir y luchar contra sus verdaderos enemigos.
En el PRI, como toda organización, lo principal es la unidad.
No sé si Don Mario Moreno Arcos, tenga asesores, porque si los tiene, son muy pendejos.
Los mensajes que debe recibir la militancia, deben ser mensajes de poder. Quien promueva la división, empieza mal y no entiende qué se disputa, ni cómo lograr el objetivo.
En el PRI, como todos los partidos, hay grupos, hay cacicazgos, hay Nomenklaturas, que juegan un papel importante.
En el PRI no se ganan las elecciones con encuestas patito, como en Morena, donde el dedo elector, es quien vive en Palacio de Gobierno.
No vota la militancia, son procesos cerrados.
Tampoco se ganan colocando mantas en las vías rápidas, que evidencia un torpeza política y una imbecilidad excesiva.
Los juegos de poder, se ganan jugando con el poder. En política se usa la inteligencia y con datos que establezcan qué y con quien se debe uno aliar, para alcanzar objetivos prácticos.
Buscando aliados, generando confianza y mensajes que establezcan compromisos políticos y responsabilidad.
No me interesa quién de los contendientes fuertes, como Alejandro Bravo Abarca y Mario Moreno Arcos, gane, porque no soy priista, soy analista. No voto, opino.
Conozco a Mario Moreno Arcos desde hará unos 20 años y en muchas ocasiones lo he acompañado en sus aventuras políticas y en otras he marcado mi distancia, por considerar que no coincido con sus proyectos.
El más grave es haber permitido ser manipulado por Ángel Heladio Aguirre Rivero, cuando se fue con él y la gente cobra facturas.
La imposición que hizo Águirre Rivero para la candidatura que recién perdió la alianza PRI, PRD con Mario Moreno a la cabeza, es otro elemento, que indica que sigue siendo víctima de la manipulación. Lo usan y lo tiran.
Esas acciones hoy tienen al PRD en capilla y si siguen permitiendo ser utilizados, desaparecerán.
No conozco a Alejandro Bravo Abarca, pero observo sus acciones recientes y entiendo que se está moviendo con inteligencia.
Si los seguidores y aplaudidores de Mario Moreno Arcos, suponen que porque obtuvo casi 600 mil votos, le toca, no conocen al PRI. Los votos no son de Mario, son de muchos, que se aliaron y supusieron que sería el ganador. Yo voté por Mario.
Hay otros elementos que indican cómo masca la iguana y cómo se puede ganar.
Mario en su circunstancia, debió al término de su campaña salir y fortalecer lo que ahora no le alcanza. No echar culpas, pues en estos procesos cuentan muchas situaciones.
La experiencia indica que cuando Astudillo perdió, no culpó a nadie, porque sabía que el escenario era adverso y si lanzaba acusaciones, se cerraría el camino que al final de cuentas, logró ganar al paso del tiempo.
Madurez e inteligencia es lo que requiere cualquier candidato del PRI y quien la aplique, será quien gane.
Al tiempo.