Opinión

Propuestas y Soluciones

Presidenciables. Cuarta parte La transición no provendrá de los decretos gubernamentales si no de las mejoras que el individuo intente lograr y que otros apoyen espontáneamente Tenzin Gyatso (1935- ) Dalai Lama. El domingo 2 de julio del 2006, se celebraron en México elecciones federales, en las cuales se elegiría al presidente de la República, […]

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Carlos Ortiz
agosto 25, 2022 11:39 pm
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Presidenciables. Cuarta parte

La transición no provendrá de los decretos gubernamentales si no de las mejoras que el individuo intente lograr y que otros apoyen espontáneamente

Tenzin Gyatso (1935- ) Dalai Lama.

El domingo 2 de julio del 2006, se celebraron en México elecciones federales, en las cuales se elegiría al presidente de la República, a los diputados y a los senadores de la cámara baja y alta, respectivamente; además, en la misma jornada se realizaron elecciones locales en nueve estados del país.

Estas fueron oficialmente las elecciones presidenciales más competidas en la historia del país. El candidato declarado como ganador por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (conocido como su antecesor el TRIFE) fue Felipe Calderón, postulado por el Partido Acción Nacional, con una mínima diferencia de 0.56% sobre su oponente Andrés Manuel López Obrador de la Coalición Por el Bien de Todos. La oposición representada por esta coalición electoral denunció diversas irregularidades en torno al proceso electoral, antes, durante y después de la jornada comicial del 2 de julio, con la acusación de que se había orquestado un fraude electoral a través de varios factores que incidirían en el resultado definitivo de la elección instituido el por el tribunal.

Las impugnaciones, polémicas, y controversias surgidas en torno a este proceso electoral serían el punto más álgido alrededor de los sucesos y acontecimientos por los que venía atravesando el país, constituyéndose en una crisis política nacional.

La elección de los candidatos en la próxima contienda empezó muy prematuramente cuando el entonces presidente Vicente Fox dijo que México estaba listo para la sucesión, desde ese momento muchas personalidades de la política se lanzaron a realizar sus pre-campañas, situación que fue promovida por los medios de comunicación. 

En un principio, al interior de Acción Nacional, la primera dama Marta Sahagún fue mencionada como la más posible candidata, esto levantó mucha polémica, pues se consideró que la contienda sería injusta al contar con recursos y apoyos que el resto de los contendientes no tendrían y finalmente se le obligó a decir públicamente que no aspiraba a ningún puesto de elección popular.

El partido inició una elección interna para la cual finalmente hubo tres candidatos. Francisco Barrio Terrazas quien se había mostrado interesado declinó al considerar que la elección no sería limpia, y acusó a Santiago Creel, muy cercano al presidente Fox, de recibir apoyos con los que el resto de los pre-candidatos no contaban.

Alberto Cárdenas Jiménez, Santiago Creel y Felipe Calderón, fueron los tres contendientes. La elección fue hecha entre los militantes del partido en tres etapas que cubrieron los 31 estados y al Distrito Federal. Con un 51% de los votos, porcentaje necesario para no ir a una segunda vuelta, Calderón se convirtió en el candidato del PAN (Partido Acción Nacional).

Andrés Manuel López Obrador fue el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al contar con el apoyo de gran parte de la militancia. Cuauhtémoc Cárdenas, quien intentó buscar su cuarta nominación, no consiguió el apoyo necesario y finalmente no se registró como pre-candidato.

El partido formó una alianza con otros partidos que apoyaron a su candidato, el Partido del Trabajo y Convergencia aceptaron la alianza, la cual llevó por nombre Coalición Por el Bien de Todos.

El PRI (Partido Revolucionario Institucional) postuló finalmente a Roberto Madrazo Pintado, aunque tuvo un contrincante en la figura de Arturo Montiel, del grupo TUCOM (Todos unidos contra Madrazo), el exgobernador del estado de México, finalmente declinó cuando se filtró un tema de desvío de recursos para la adquisición de algunas propiedades. Madrazo fue a las urnas contra un ilustre desconocido (Everardo Moreno) obteniendo el 90 % de los votos, que lo convirtieron en el segundo candidato del PRI a la presidencia de la república, que sería derrotado.

Aunque al principio el candidato del PAN se fue hasta la tercera posición, logró que la contienda se cerrara entre el PRD y el PAN.

En el caso de Andrés Manuel López Obrador su plan de campaña, al que se ajustó estrictamente, se redujo a un esquema bastante simple. Dos días a la semana —lunes y martes— el candidato aparecía en su programa televisivo y el resto del día lo destinaba a realizar acciones de carácter privado de su campaña. Los demás días los dedicaba a recorrer el país por la vía terrestre y realizar mítines y visitas a pie de carretera en diversas poblaciones. Remiso a presentarse en otro tipo de foros rechazó diversas invitaciones de organizaciones empresariales y privadas, como: El pacto de Chapultepec, la Asociación de banqueros, México unido contra la delincuencia, así como de instituciones y organismos estudiantiles. Empero, la más relevante fue su negativa a participar en el primer debate entre los candidatos, que fue realizado y televisado en vivo, el 25 de abril del 2006.

En contraste con esta posición, el candidato del PAN ajustó estrictamente su campaña a las premisas establecidas en los manuales de mercadotecnia política. Su uso como instrumento central para la definición de sus estrategias de campaña se hizo manifiesto tanto en la conformación de su equipo cercano como en la definición precisa de las fases en las que fue desarrollado. Ubicado en la tercera posición al inicio oficial de las campañas, al candidato panista solamente le quedaba la opción de diseñar un plan que le permitiera remontarse a la segunda posición y colocarse en situación de disputarle al perredista el primer sitio en las preferencias electorales. El diseño de tal plan las encuestas y otros métodos de indagación de la opinión electoral se convirtieron en la herramienta fundamental. Asumiendo la distancia de hasta diez puntos porcentuales que lo separaban del puntero, el equipo panista sustituyó su lema de “Valor y pasión por México” por el de “Para que vivamos mejor”, redefinió el tono de la campaña como una “verdadera guerra”, reparó sus deterioradas relaciones con la dirigencia del partido, en particular con el presidente Manuel Espino, pero principalmente centró sus baterías discursivas en el despliegue de una ofensiva publicitaria contra el candidato de la Coalición por el Bien de Todos.

Los panistas entendieron que solamente Juntos, Lograrían Generar: Propuestas y Soluciones.

JLG

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