Así benefician los abrazos a tu salud física y emocional
El contacto físico no solo mejora la salud emocional; también puede prolongar la vida
Ciudad de México, 18 de enero del 2025.- Un abrazo, ese gesto tan cotidiano y aparentemente simple, tiene un impacto profundo en nuestra salud emocional, mental y física.
Desde el inicio de la vida, el contacto físico es una necesidad básica que, según la ciencia, puede moldear nuestro bienestar de formas significativas.
Un vínculo desde los primeros momentos de vida
El contacto físico es crucial desde la infancia. Estudios realizados en 1958 por los psicólogos Harry Harlow y John Bowlby demostraron que el contacto físico no solo satisface necesidades básicas, sino que brinda consuelo y seguridad emocional.
Al estudiar macacos rhesus, se observó que las crías preferían una “madre” de tela suave, aunque no proporcionara alimento, sobre una figura metálica y fría que sí ofrecía comida.
Este comportamiento sugiere que los seres humanos también tenemos una necesidad innata de contacto físico para nuestra supervivencia emocional.
Abrazos, felicidad y bioquímica del cerebro
Cuando abrazamos, el cerebro libera oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, que reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y genera sensaciones de calma y bienestar. Según National Geographic, este efecto químico no solo mejora nuestra salud emocional, sino que también facilita la gestión de la ansiedad y promueve la felicidad.
Investigaciones de la Universidad de Londres y Bristol han determinado que la duración de un abrazo es clave. Los abrazos que duran entre 5 y 10 segundos son los más efectivos para generar una conexión profunda y duradera.
Los abrazos como fortaleza social
El contacto físico fortalece los vínculos interpersonales, un componente esencial para la felicidad. Un estudio de la Universidad de Harvard, que analizó la vida de personas durante 80 años, encontró que aquellas con relaciones sociales fuertes y significativas eran más felices y longevas.
Los abrazos fomentan la confianza y la conexión emocional, no solo con familiares y amigos cercanos, sino también en interacciones cotidianas con conocidos. Estas pequeñas conexiones sociales tienen un impacto positivo en nuestra creatividad, adaptabilidad y bienestar general.
Impacto en la salud física y longevidad
El contacto físico no solo mejora la salud emocional; también puede prolongar la vida. Un estudio con personas mayores de 65 años demostró que quienes recibían abrazos con regularidad tenían una mayor esperanza de vida.
Durante la pandemia de COVID-19, el aislamiento social incrementó el riesgo de mortalidad en un 30%, subrayando la importancia de las interacciones físicas para la salud integral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha destacado el valor del contacto piel con piel para los bebés prematuros y pequeños, pues este aumenta significativamente sus probabilidades de supervivencia. Este principio puede aplicarse a lo largo de toda la vida: el contacto físico es esencial para nuestra salud física y emocional.