Salud y Belleza

Sacarse los mocos aumenta riesgo de demencia

El daño a las fosas nasales durante esta actividad podría facilitar el acceso de bacterias al cerebro, aumentando el riesgo de demencia

Sacarse los mocos aumenta riesgo de demencia
Carlos Ortiz
marzo 31, 2024 5:18 pm

Un reciente estudio publicado en Scientific Reports y dirigido por el profesor James St. John de la Universidad de Griffith, Australia, arrojó luces sobre los posibles riesgos cerebrales asociados con la acción aparentemente inofensiva de hurgarse la nariz.

Según esta investigación, el daño a las fosas nasales durante esta actividad podría facilitar el acceso de bacterias al cerebro, aumentando así el riesgo de desarrollar demencia progresiva.

La bacteria en cuestión, Chlamydia pneumoniae, ha sido identificada como una de las potenciales culpables de este escenario. Experimentos en ratones han demostrado que esta bacteria podría desencadenar procesos similares a los observados en la enfermedad de Alzheimer, enfatizando la importancia de no debilitar las defensas naturales del cuerpo.

El profesor St. John advierte sobre los riesgos no solo de hurgarse la nariz, sino también de arrancarse los pelos nasales, ya que estas acciones podrían promover la transferencia de bacterias al cerebro, debilitando aún más las defensas naturales y aumentando el riesgo de complicaciones.

Aunque los resultados obtenidos en experimentos con ratones son preliminares, sugieren la necesidad de una investigación más profunda sobre cómo estas bacterias pueden afectar al cerebro humano. Este hallazgo podría abrir nuevas vías para entender y eventualmente combatir la demencia y el Alzheimer.

La Chlamydia pneumoniae es una bacteria conocida por causar infecciones respiratorias y está asociada con la neumonía, entre otras enfermedades. Se transmite de persona a persona a través de gotitas respiratorias y puede presentar síntomas más leves que otras formas de neumonía.

La investigación sobre esta bacteria ha revelado su posible relación con enfermedades crónicas como la aterosclerosis y el Alzheimer, aunque estas conexiones aún están bajo estudio. El tratamiento típicamente incluye antibióticos, pero es fundamental un diagnóstico adecuado por parte de un profesional de la salud.

Se estima que alrededor de 55 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de demencia, una cifra que se espera que aumente debido al envejecimiento de la población global.

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