Si te despiertas hinchado o sientes que tus pies, tobillos y piernas no aguantan más la presión de los calcetines al final del día, es probable que estés experimentando retención de líquidos.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos aclara que el edema, o retención de líquidos, es la acumulación anormal de fluido en los tejidos corporales.

Causas Variadas de la Retención de Líquidos

Este problema puede surgir por diversas razones, desde consumir alimentos ricos en sal hasta padecer insuficiencia cardíaca, enfermedades renales, complicaciones hepáticas por cirrosis, embarazo, problemas en los ganglios linfáticos, hasta reacciones alérgicas a medicamentos.

Incluso, estar mucho tiempo de pie o sentado en épocas de calor puede contribuir al desarrollo de la retención de líquidos.

Consejos Prácticos para Combatirla

Para contrarrestar esta condición, es esencial ajustar la dieta. Reducir la ingesta de sodio, evitando alimentos procesados y comidas rápidas, puede marcar la diferencia.

Asimismo, aumentar la consumición de alimentos ricos en potasio, como plátanos, naranjas y espinacas, ayuda a equilibrar los niveles de sodio y favorece la eliminación de líquidos.

La hidratación adecuada juega un papel crucial; beber suficiente agua durante el día previene la retención de líquidos.

La actividad física regular, como caminar o nadar, estimula la circulación y reduce la hinchazón.

Cuando se enfrenta a casos severos, es imperativo consultar a un profesional de la salud. Este podrá identificar la causa subyacente y ofrecer un tratamiento específico, ya que la retención de líquidos intensa podría ser indicativa de condiciones médicas más serias.

En definitiva, cuidar de tu cuerpo implica conocer las causas y adoptar medidas efectivas para prevenir y tratar la retención de líquidos.