Ciudad de México, 2 de febrero de 2023.- La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) procesó a cuatro militares, acusados de desobediencia en relación a la masacre ocurrida el pasado 26 de febrero en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en la que cinco jóvenes fueron asesinados.

En tanto, a Fiscalía General de la República y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos han comenzado una investigación para determinar las responsabilidades de los involucrados en la masacre.

La Sedena también había anunciado que se llevarían a cabo investigaciones por parte de la Fiscalía General de Justicia Militar sobre los efectivos involucrados.

El periodista Ciro Gómez Leyva informó en su noticiero que al menos cuatro de los militares que estuvieron en los hechos ya han sido procesados por las autoridades militares y entrevistados por la FGR. Dependiendo de los resultados de las investigaciones civiles y militares, podrían ser acusados por desobediencia bajo el fuero militar y por homicidio y lesiones por el Ministerio Público de la Federación.

La ONU ha solicitado a las autoridades mexicanas una investigación pronta e imparcial sobre los hechos violentos. En un comunicado emitido el 1 de marzo, la ONU afirmó que el uso de armas de fuego debe ser el último recurso y que toda muerte relacionada con el uso de la fuerza por parte de militares debe ser investigada de manera independiente por las autoridades civiles.

Según el Código de Justicia Militar, quien cometa el delito de desobediencia puede recibir de uno a dos años de cárcel, dependiendo de la gravedad del mismo.

De acuerdo la versión de la Sedena, mientras los elementos del Ejército Mexicano llevaban a cabo su patrullaje, los agentes de una base de operaciones escucharon disparos y se dirigieron a la dirección de donde provenían.

Cuando los militares llegaron al lugar, observaron una camioneta pick up con siete personas a bordo, que según la Secretaría de la Defensa, se movían a alta velocidad, sin placas y con las luces apagadas.

Al percatarse de la presencia militar, aceleraron intempestivamente y de manera evasiva, pero finalmente chocaron con un vehículo estacionado.

Después del choque, los militares accionaron sus armas, matando a los cinco jóvenes identificados como Gustavo Pérez Beriles, Wilberto Mata Estrada, Jonathan Aguilar Sánchez, Alejandro Trujillo Rocha y Gustavo Ángel Suárez Castillo, quien era ciudadano estadounidense.

El Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo informó que la camioneta presentaba al menos 20 impactos de bala y que dos de los jóvenes habrían sido rematados en la nuca mientras estaban tirados en el pavimento.

Otro tripulante, Luis Gerardo, resultó herido y fue llevado a un hospital privado en estado grave de salud.