José Antonio Rivera Rosales
En 200 años de vida independiente por fin una mujer accede a la Presidencia de la República de México, superando la herencia patriarcal de machismo y misoginia.
Esa es la hazaña protagonizada por Claudia Sheinbaum Pardo, al igual que otros cientos de mujeres que lograron acceder a cargos de elección popular en todo el país.
De acuerdo con los conteos oficiales, Morena gobernará los próximos tres años en 46 de de los 85 municipios de Guerrero. Los candidatos y candidatas morenistas ganaron de manera abrumadora en Acapulco, Coyuca, Petatlán, Ometepec, Iguala y Taxco de Alarcón, que en conjunto concentran más de dos tercios de la población total del estado.
Sólo en la capital, Chilpancingo, la alianza opositora alcanzó la victoria con el expriista Alejandro Arcos Catalán, quien superó por tres mil votos a Jorge Salgado Parra, a quien al perecer le pesó su pasado vinculado al aguirrismo.
En el Congreso los candidatos morenistas se alzaron con el triunfo en 23 de los 28 distritos locales electorales, lo que implica el control total de la nueva legislatura.
En cuanto a las diputaciones federales, Morena arrasó en los ocho distritos con asiento en Guerrero, lo que constituye un éxito absoluto del Movimiento de Regeneración Nacional en el estado de Guerrero.
Estupefactos, analistas, candidatos y dirigentes partidistas aún se preguntan qué fue lo que pasó. Siguen sin entender de dónde surgió la aplanadora que les pasó por encima.
Bueno, no es tan difícil de entender.
En total, el estado de Guerrero aportó un millón 40 mil 631 votos a la candidata Claudia Sheinbaum, lo que le permitió a la abanderada morenista alcanzar 35 millones de votos -más que el caudal obtenido en 2018 por López Obrador-.
De los 99 millones de electores registrados en el padrón, salió a votar de manera inusitada el 60 por ciento de la población con derecho a sufragar, lo que permite discernir que gran parte de la comunidad mexicana decidió participar activamente en este histórico proceso electoral, lo cual es una buena noticia por donde quiera que se le vea.
A pesar de la violencia criminal que se registró los días previos a la eleccion, tal parece que la población electora entendió que efectivamente se trataba de sufragar para despejar las nubes de tormenta que se presentaban en el horizonte.
Tan así, que en todas partes -incluyendo ciudades del extranjero- hubo largas filas de ciudadanos y ciudadanas prestos para emitir su voto. Fue, pues, una verdadera fiesta democática.
Claro que hubo, a no dudarlo, factores que propiciaron la participación ciudadana. En principio, el desplegue de 24 mil hombres de las corporaciones de seguridad que ofrecieron un clima de laxitud por todo Guerrero, luego de una semana en que se produjeron actos de violencia extrema en diferentes puntos del estado.
En dicho operativo participaron, como ya se hizo habitual, efectivos de la Guardia Nacional, Ejército Mexicano, Armada de México, Policía del Estado y la Policía Ministerial, además de las policías preventivas municipales. El despliegue de tantos elementos, con apoyo vehicular y aéreo, generó la confianza suficiente para que la gente saliera a votar en un ambiente por demás festivo.
Pero el sentido del voto popular se generó en la confianza que se ha ganado a pulso la joven gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
El trabajo que la mandataria ha impulsado por todo el territorio guerrerense, especialmente en las zonas más apartadas y pobres de Guerrero -como La Montaña- le ha atraído la simpatía de los sectores populares más depauperados.
El énfasis en la atención a las mujeres en condiciones de indefensión -la proscripción de los matrimonios infantiles, la persecución a violentadores, la instrumentación del Protocolo Violeta que ha permitido arrancar a muchas jovencitas de secuestradores y criminales-, le ha atraído una inequívoca simpatía del sector femenil. Esto es, de la mitad de la población.
Sucede que durante muchos años los gobiernos del pasado publicitaban supuestos programas de atención a la mujer, pero esos planes muchas veces fueron insuficientes para atender a los sectores más desfavorecidos. Faltó visión, sensibilidad y presupuesto para llevar los programas a donde realmente se les necesitaba.
Ahora hay atención médica de unidades móviles para familias pobres en La Montaña, pero también en las regiones más apartadas de la Tierra Caliente, de la Sierra Madre, de la Zona Norte o de la Costa Chica.
Hay también unidades de hemodiálisis para pacientes diabéticos así como atención médica especializada para diferentes casos de extrema necesidad, lo que nunca se implementó en el pasado (lo que incluye servicio de ambulancia aérea para casos de extrema gravedad).
Justo ahora, el gobierno que preside Salgado Pineda ha implementado la Tarjeta Violeta, un mecanismo de apoyo económico y material para madres solteras.
Su gobierno ha levantado más hospitales y clínicas en las zonas apartadas, ha llevado apoyos a la educación y apoyos sociales diversos a los sectores más desfavorecidos. Todo esto hacía falta en Guerrero desde hace mucho tiempo.
Claro que la ayuda sigue siendo insuficiente, pero nuevos programas están en marcha para llevar un verdadero gobierno humanista a la población guerrerense, que se encuentra catalogada como pobre entre los pobres.
Hace falta más gobierno en materia de seguridad, pero también se trata de presupuesto y de personal capacitado. Hasta hace unos pocos años el gobierno del estado contaba con entre 3 mil y 4 mil elementos en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), cifra insuficiente para combatir el delito en todo el estado.
Cálculos de expertos en la materia consideraban que el estado debía contar con no menos de 15 mil hombres para cubrir todas las regiones de Guerrero, en particular para hacer frente a las organizaciones criminales de nuevo cuño.
Es una labor titánica que se debe emprender con mayor cuidado particularmente durante el próximo ejercicio fiscal. Esperemos que la administración estatal esté a la altura de tal desafío. Los guerrerenses, todos y todas, sin duda estarán atentos a los resultados.