Propuestas y Soluciones

Presidenciables. Sexta parte

Jorge Laurel González

No es necesidad, no deseo: no, el amor al poder es el demonio de los hombres. Déjelos tener todo: salud, comida, un lugar para vivir, entretenimiento; son y siguen siendo infelices y desanimados: porque el demonio espera y espera y estará satisfecho.

Friedrich Nietzsche (1844 – 1900).

En 2006, en la toma de protesta de Felipe Calderón, un guerrerense, sin ser diputado ni senador, en ese momento, sino solamente asesor de Manlio Fabio Beltrones, el Dr. Manuel Añorve Baños, hoy senador de la república de Guerrero, por el PRI, fue un protagonista, todos recordamos como en ese accidentado arribo a la tribuna, para efectuar el acto protocolario, el presidente Calderón fue escoltado por un combativo Manuel Añorve, que ayudó a que el presidente concluyera la transmisión de poder. 

Tengo entendido que posteriormente el ya investido presidente Calderón, le llamó personalmente para agradecer su gesto. 

Felipe Calderón, durante su mandato, cumplió una década ininterrumpida de gobierno federal, a cargo del PAN, (2000 – 2010) si se hace un comparativo con los gobiernos previos, en las décadas anteriores, nos encontramos con lo siguiente:

En cuanto al crecimiento económico, en los 80, se creció a un 1.9%, en los 90 a 3.5 % y en la década de 2000 a 2010, en un 1.9 %. 

En el aumento de precios, en la década de los 80, hubo una súper inflación, con un 15,062 % de incremento, en los 90 el aumento fue de 401 %, y en la década del PAN, solamente un 55 %. 

EL PIB per cápita, se fue incrementando de 2,959 dólares en los 80, a 4,870 dólares en los 90, hasta los 8,326 en la primera década del 2000. 

La devaluación del peso, fue 12, 576 % en la década de los 80, de 221 % en la década de los 90 y de tan solo 31 % en la década del 2000 al 2010. 

Las tasas de interés (teniendo como referencia a la tasa CETES a 91 días) osciló de 57.9 % en los 80, a 23.3 % en los 90, en la primera década del 2000 fue de 7.5 %. 

En cuanto a salarios reales, hubo una pérdida del poder adquisitivo del 49.4 % en los 80, 35 % en los 90 y una mínima recuperación o incremento del poder adquisitivo de 2.4% durante la década de 2000 a 2010. 

La deuda pública externa, como porcentaje del PIB, fue de 60.5 % durante los 80, de 27.5 % en los 90 y de tan solo 9.7 % en la primera década del 2000. 

Las reservas internacionales, representadas en miles de millones de dólares, subieron de 25.9 en 1980, a 58.3 en 1990, 42.3 en el año 2000 a 113.6 en el año 2010.

La inversión extranjera directa, también en miles de millones de dólares, subió de 48.2 a finales de los 80, a 138.7 a finales de los 90, para ubicarse en 253.2 a finales de 2010. 

Pese a estas cifras macroeconómicas envidiables, para las administraciones panistas, pesó más el tema de la percepción de incremento de la inseguridad. El PRD solicitó juzgar a Felipe Calderón en la Haya por genocidio, por los 120,000 homicidios dolosos en su sexenio (20,000 por año). 

Actualmente el promedio es de 80 homicidios diarios, lo que da un total de más de 28,000 al año.

Finalmente, en junio de este año, se rebasó la cifra de homicidios dolosos, llegando a 121,000. El presidente lo ha aceptado, salvo que ha presentado un comparativo del incremento de homicidios, comparando el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón y en términos porcentuales, el incremento fue superior en el comparativo entre esos dos sexenios, que en el comparativo entre los homicidios dolosos del gobierno de Peña Nieto (2012-2018) y los que van hasta el momento.

El 2012, el PRI logró su restauración. La temática estaba planeada desde 1997, cuando dividió a México en tres, electoralmente hablando, apoyando de manera decidida la elección a Jefe de Gobierno del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hay que hacer hincapié que Cárdenas era una figura muy vendible que contaba con 97 % de conocimiento de nombre debido a sus dos campañas previas y que contaba con la simpatía de la población, con un sentimiento de: “ya le toca” que se genera en los candidatos que disputan los procesos electorales de manera continua y repetitiva, en Acapulco, hemos visto este mismo fenómeno con Zeferino Torreblanca y con Luis Walton Aburto, a nivel nacional, lo vimos nuevamente con Andrés Manuel López Obrador en 2018, en su cuarta campaña y tercera a la presidencia de la república, ya que la de 2000 fue a la jefatura de gobierno (la cual ganó). 

Es importante comentar que, en esa elección del 2000, el PRD logró ganar la ciudad, debido a la falta de alianza del PAN y del PVEM en esa candidatura, fueron juntos al Senado, por el entonces D.F y ganaron la elección en el mismo territorio, y no se diga la votación a la presidencia de la república, pero el PRD, contra un solitario PAN, logró imponerse por estrecho margen, y eso hizo que López Obrador ganara su primer cargo de elección popular.

Antes de 2012, tenemos que comentar las elecciones del estado de México de 2005 que hicieron gobernador a Enrique Peña Nieto. En las primeras encuestas internas, Peña Nieto tenía tan solo un 2 % de conocimiento de nombre. La estrategia de mercadotecnia electoral aplicada, fue imparable, hubo anuncios de Peña Nieto hasta en el metro de la Ciudad de México y en Morelos. Desde ahí se notaba que el grupo Atlacomulco estaba apostando a ese candidato, que disputaría el estado más poblado y rico del país, para hacerlo posteriormente su candidato a la presidencia de la república. Seguiremos en la próxima columna. Nos congratulamos con los nombramientos de presidentes del senado y de la cámara de diputados, que nos hablan de equilibrio de fuerzas (incluso entre el partido en el gobierno y la oposición). Felicidades a Alejandro Armenta, presidente del senado de la república y a Santiago Creel, presidente de la cámara de diputados. Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones. JLG.