Una leyenda guio a arqueólogos hacia un templo prehispánico en una iglesia en Puebla
La cima del cerro de San Miguel, en Puebla, es hogar de una estructura milenaria, un templo prehispánico que, hasta hace poco, era desconocido para la mayoría. Arqueólogos del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) lograron encontrar un templo prehispánico gracias a la ayuda de los pobladores de la región. Durante años, los pobladores han contado leyendas de generación […]
La cima del cerro de San Miguel, en Puebla, es hogar de una estructura milenaria, un templo prehispánico que, hasta hace poco, era desconocido para la mayoría. Arqueólogos del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) lograron encontrar un templo prehispánico gracias a la ayuda de los pobladores de la región.
Durante años, los pobladores han contado leyendas de generación en generación sobre la existencia de un teocalli, un antiguo templo prehispánico, en la cima del cerro de San Miguel.
La leyenda perduró durante años, narrando la presencia de una estructura que se edificó antes de la llegada de los españoles y la construcción de la capilla dedicada al arcángel.
Mientras los arqueólogos se enfocaron en explorar el atrio de la capilla, un equipo de trabajadores empezaron a realizar sondeos al interior y exterior del atrio. De esa manera, identificaron capas gruesas de rellenos constructivos hechos con tierra y piedras.
Según los especialistas, los rellenos fueron un esfuerzo de los pobladores del antiguo señorío de Cuauhquechollan, nombre náhuatl de Atlixco. De acuerdo con lo explicado, los rellenos eran usados para nivelar la cima rocosa del monte de origen volcánico, el cual cuenta con una forma piramidal.
En los rellenos se recuperaron diversos fragmentos de vasijas de barro, así como herramientas y ornamentos de piedra. Se estima que su antigüedad abarca el primer milenio de la era actual, es decir, al periodo preclásico tardío o posclásico temprano.
Dicha construcción precolombina estaba consagrada a Macuilxóchitl, deidades que representaban a hombres que murieron durante las batallas. Probablemente de ese contexto la plaza de Atlixco tenga un uso dancístico, pues cada último domingo de septiembre las comunidades indígenas poblanas se congregan en la Gran Fiesta de Atlixco, un día dedicado para celebrar a San Miguel Arcángel.
Arqueólogos del INAH Puebla estiman que el cerro de San Miguel y todo el terreno subyacente de la ciudad de Atlixco han estado ocupados desde el periodo preclásico. Esa continúa ocupación humana provoca que la conservación de los vestigios arqueológicos sea un reto.
Se cree que otros segmentos del teocalli y más pistas para aclarar cuál era la deidad a la cual se le dedicó yacen bajo la capilla de San Miguel Arcángel. Sin embargo, la confirmación arqueológica de aquella antigua leyenda de más de 400 años, ayudará a los pobladores de Atlixco a fortalecer su identidad.