Propuestas y Soluciones: La monarquía ¿tradición?
Las monarquías tienen una ventaja innegable, son estables, la combinación de una monarquía constitucional, con un gobierno parlamentario abre la posibilidad de mantener el status-quo, per secula seculorum.
Jorge Laurel González
Empezando por la Monarquía y siguiendo por la Iglesia, ningún poder nacional ha pensado más que en sí mismo.
José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.
En la columna previa, escribimos sobre la monarquía e hicimos un análisis somero de las primeras veinte economías del mundo, basándonos en su PIB per cápita, y encontramos que hay doce monarquías en esos veinte países.
Un porcentaje alto, considerando que la gran mayoría de los países no lo son, de los 195 países que conforman la ONU, incluyendo a los estados observadores solamente 42 naciones tienen un monarca como jefe de estado, uno de ellos el más pequeño del orbe, el influyente estado vaticano, que tiene un monarca absoluto, sin poder legislativo o judicial que limite su poder y que además es vitalicio (con posibilidad de retiro) y que llega al poder mediante una elección de sus pares.
Las monarquías tienen una ventaja innegable, son estables, la combinación de una monarquía constitucional, con un gobierno parlamentario abre la posibilidad de mantener el status-quo, per secula seculorum.
La reina o el rey, se convierten en un símbolo nacional más, que influye favorablemente en la unidad de la nación. El régimen parlamentario, asegura la estabilidad, (siempre y cuando no sea un régimen tan atomizado como el de Italia), dado que el primer ministro tiene que contar con mayoría para poder formar gobierno, así que de entrada sabe que sus propuestas serán aprobadas, siempre y cuando mantenga la confianza de sus pares (los otros parlamentarios) y del electorado.
Los regímenes monárquicos y parlamentarios no son perfectos, en ocasiones un exceso de confianza o un desconocimiento del sentido de un tema en la votación, pueden producir catástrofes nacionales con consecuencias globales, como fue la torpe votación el 23 de junio de 2016, que terminó en el Brexit. El electorado no tenía la menor idea de lo que estaba votando, ni sus consecuencias económicas y geopolíticas, de ahí que tenemos que considerar que en ocasiones se abusa de la democracia.
Es igual cuando se quiere hacer una consulta sobre un tema eminentemente técnico, es obvio que la mayoría de la población no tiene conocimientos sobre el tema y que cuando mucho votará por percepción. En 2016, todos los expertos estaban en contra, pese a ello, ganó el Brexit. ¿Un triunfo de la estupidez humana? Probablemente. Y claro, un triunfo contra lo establecido y donde mucho tuvo que ver, la soberbia británica.
Los reinos y sus reyes, han cambiado mucho a lo largo de la historia, no hay gobiernos despóticos y autoritarios, ni nadie que quiera nombrar cónsul a su caballo, como Calígula siendo emperador romano. Ni siquiera nadie (al menos no ningún rey) que se quiera abrogar la identidad de la nación, como Luis XIV y nos diga: El estado soy yo.
Los reyes medievales son un lejano cuento de caballeros y gestas heroicas, que prevalecieron en esos mil años que duró el oscurantismo, desde la caída del Imperio Romano de Occidente, hasta la toma de Constantinopla por los turcos.
¿Por qué prevalece la monarquía?
Tal vez porque hay aún cierto grado de romanticismo. Los monarcas se han convertido en los nuevos gladiadores, se entremezclan con el jet-set internacional, con las grandes fortunas y las estrellas de cine y a veces inclusive se casan entre ellos, recordemos la suerte del Príncipe Rainero III, que se llevó a Mónaco a la encantadora Grace Kelly, quien hizo el mejor papel de su vida como actriz, al convertirse en la princesa adorada por todos. Y guardadas las debidas proporciones, también tenemos a Meghan Markle y a Enrique (Harry) quienes, por cierto, al parecer no terminan de limar las asperezas desde el Megxit, con el nuevo rey Carlos III y con el nuevo heredero, su hermano Guillermo, el nuevo príncipe de Gales. Ahora han sido descendidos hasta el final en la página oficial de la familia real.
¿Las repúblicas son más eficientes? No necesariamente, todo tiene sus pros y sus contras.
La principal diferencia es que los jefes de estado también son electos, en ocasiones eso equivale a tener una nueva monarquía temporal, que cambia en cada elección, con personajes que no han sido preparados para la función y no nos referimos al ejercicio de gobierno, sino al enorme protocolo de relaciones públicas entre las naciones, que a los monarcas se les da tan bien.
Los gobiernos son finalmente cíclicos, la misma Roma, inició siendo un reino, que comenzó con la propia fundación de la ciudad de Roma por Rómulo el 21 de abril del año 753 a. C. y terminó con la expulsión del último rey en el año 509 a. C. que dio paso a la instauración del régimen de la República romana el cual operó, como régimen republicano como forma de estado, y se extiende desde el 509 a. C., cuando se puso fin a la Monarquía romana con la expulsión del último rey, Lucio Tarquinio el Soberbio, hasta el 27 a. C., fecha en que tuvo su inicio el Imperio romano con la designación de Octavio como princeps y Augusto, que en términos prácticos, él y sus sucesores fueron emperadores ad vitam, aunque no tenían formalmente el cargo de emperador y eran solamente primus inter pares.
Es necesario comentarles que la idea original de escribir sobre el tema monárquico, es debido a la pérdida de la reina Isabel II del Reino Unido, el monarca que más tiempo ha reinado (siendo mujer) y la segunda persona que ha durado más tiempo en el trono, solamente superado por Luis XIV, quien duró casi 73 años.
Los monarcas prevalecen, es claro que se apoyan entre ellos y creo que tienen muy claro que solamente Juntos, Podemos Lograr: Propuestas y Soluciones.