Ciudad de México, 07 de febrero del 2024.- La Organización de las Naciones Unidas está preocupada por el fenómeno de la narcodeforestación, una situación que afecta especialmente en México y la zona del Amazonas.

Para este fenómeno convergen dos problemáticas muy importantes: el narcotráfico y la deforestación, las cuales se combunan en una mutación de incidencias delictivas que pone en riesgo a comunidades rurales en América.

Particularmente, las que rodean el Amazonas y los campos de gran extensión que de a poco ganan terreno por parte de las organizaciones criminales, principalmente para el plantío de cocaína.

La preocupación por el crecimiento exponencial de la superficie destinada al cultivo de coca y sus impactos ambientales ha llevado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a alertar sobre un fenómeno emergente que denomina "narcodeforestación". pic.twitter.com/OAiLQF8QFm

— El Machete Peru (@PeruMachete) March 7, 2024

¿Por qué preocupa a la ONU la narcodeforestación?

El incremento de la tala ilegal por parte de carteles de droga que buscan mayores extensiones de terreno para plantíos de sustancios ilícitas, lo que no sólo representa un peligro para la seguridad ante la invasión de grupos delictivos, sino que también afecta el ecosistema.

La ONU denominó a este problema como narcodeforestación, delito en el que también se ven implicados otros como: extorsión, fraude, trabajo forzado, homicidios y hasta desplazamiento de habitantes por olas de violencia.

“Las organizaciones dedicadas al narcotráfico siguen ampliando sus operaciones, que han llegado a abarcar la minería ilegal, la tala ilegal y el tráfico de fauna y flora silvestres”, señaló la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).

La JIFE denunció también desplazamientos forzados, incremento de hechos de violencia e incluso envenenamientos por mercurio principalmente en comunidades indígenas.

La frontera entre Brasil, Colombia y Perú concentran gran parte de este delito. Pues, los cárteles también extienden sus ‘negocios’ hasta la venta de maderas.

Aunque México no se queda atrás en este fenómeno y también cuenta con células criminales dedicadas a la tala ilegal. Así como al comercio de flora y fauna silvestres.