En diversos países con influencia cultural ibérica, las festividades están marcadas por el calendario sacramental católico. Así, el Día de las Madres se celebra en mayo, mes de la Virgen María, y el Día del Maestro se conmemora el 15 de mayo, coincidiendo con el día de San Juan Bosco, su patrono.

La celebración del Día del Padre no es la excepción; en España y algunos países iberoamericanos (como México), se festeja el 19 de marzo, día de San José, el padre terrenal de Jesús.

Sin embargo, México es una excepción notable. Aquí, el Día del Padre se celebra el tercer domingo de junio, una fecha móvil que no está alineada con el calendario litúrgico. Esta festividad, relativamente reciente, se instituyó oficialmente el 10 de junio de 1972.

Orígenes del Día del Padre

El origen del Día del Padre está vinculado al Día de las Madres, las creencias metodistas estadounidenses y la historia personal de Sonora Smart Dodd. Nacida en Spokane, Washington, en 1882, Smart Dodd fue una devota religiosa que, al observar la celebración del Día de las Madres en 1908, se preguntó por qué no existía un día para honrar a los padres.

Su propio padre, veterano de la Guerra de Secesión, se hizo cargo de ella y sus seis hermanas tras la muerte de su madre durante el parto.

Sonora, inspirada por el sacrificio y dedicación de su padre, trabajó incansablemente para que su congregación metodista designara el 10 de junio como el Día del Padre. La iniciativa tuvo tal aceptación que pronto se trasladó al tercer domingo de junio, facilitando su popularización.

En México, la celebración fue adoptada por las comunidades fronterizas y, finalmente, en 1972, el gobierno mexicano la incorporó oficialmente al calendario. Desde entonces, el tercer domingo de junio se ha convertido en una fecha significativa para honrar a los padres mexicanos.

Con la historia y la tradición detrás de esta celebración, el Día del Padre se ha consolidado como una fecha importante para reconocer el esfuerzo y la dedicación de los padres en México y en el mundo.