La búsqueda de Francisco Oropesa, un hombre mexicano acusado de matar a cinco personas en el condado de San Jacinto, sigue en curso.

Entre las víctimas se encuentra un niño hondureño y otros cuatro individuos que le habían reclamado por el ruido que hacía al disparar un rifle en su jardín.

Más de 200 policías locales y federales están involucrados en la búsqueda en el estado de Texas, donde la portación de armas está liberada.

Las autoridades han ofrecido una recompensa de 55 mil dólares por información que lleve a su paradero en el condado de San Jacinto, mientras que el FBI ha ofrecido 25 mil.

Oropesa es considerado armado y peligroso, y las autoridades han advertido que “puede estar en cualquier lugar“.

El sheriff Greg Capers, a cargo de la investigación, dijo que Oropesa había sido deportado en cuatro ocasiones de los Estados Unidos antes de volver a entrar irregularmente al país la última vez. Según una fuente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), un juez de inmigración ordenó la expulsión de Francisco Oropesa Pérez-Torres en 2009, y fue deportado a México un día después.

Posteriormente, Oropesa volvió a ingresar a Estados Unidos y fue detenido y deportado por el ICE en septiembre de 2009, enero de 2012 y julio de 2016.

Ramiro Guzmán, hermano de una de las víctimas, contó que la familia estaba en su casa en la ciudad de Cleveland el viernes por la noche cuando se escucharon los disparos de Oropesa desde su jardín. Según Ramiro, llamaron al 911, pero la policía tardó en llegar.

A través del enrejado que dividía sus casas, le dijeron a Oropesa que por favor no disparara en su dirección, pero el hombre se enfureció y entró a la casa de la familia Guzmán, abriendo fuego. Algunos lograron esconderse o correr hacia los matorrales. Cuando la policía llegó, Oropesa ya había huido de la escena del crimen.