Beijing.- Liu Xuezhou, un joven profesor en prácticas que había sido adoptado cuando era un bebé y encontró a sus padres biológicos tras publicar un vídeo sobre su búsqueda, terminó quitándose la vida.
En un tiempo extraordinariamente corto, la policía había encontrado a sus padres y organizado una reunión.
En Douyin, la versión china de TikTok, Liu compartió fotos de la cena de reencuentro, con su padre biológico radiante junto a un agente de policía, así como una captura de pantalla de su madre biológica pidiendo una dirección para enviar ropa de invierno.
Pero en pocas semanas, la historia de un feliz regreso a casa se convirtió en una tragedia. Los padres, que ahora se han vuelto a casar con otras personas, se enemistaron con Liu después de que éste afirmara públicamente que había sido vendido, y no regalado.
Su madre biológica le bloqueó en la aplicación de mensajería WeChat. A medida que la pelea se desarrollaba en las redes sociales, los comentaristas tomaron partido y se amontonaron, muchos acusando a Liu de ser egoísta.
Antes del amanecer del lunes, Liu murió de una sobredosis de antidepresivos tras ser trasladado a un hospital de la ciudad costera de Sanya.
Al igual que la búsqueda de sus padres, su suicidio fue señalado primero en las redes sociales. En una carta de más de 7 mil palabras, publicada a la 1:02 de la madrugada del lunes, respondía a los atacantes en línea y relataba sus experiencias de pérdida en la infancia, acoso escolar, hostigamiento y depresión.
“Gracias a todos los que se preocuparon por mí y siento haberles fallado”, escribió.
“Ojalá hubiera menos gente oscura y maliciosa en este mundo”, añadió.
Cuando la policía china confirmó su muerte, se desencadenó una avalancha de dolor y un examen de conciencia a nivel nacional sobre el ciberacoso, la salud mental y los niños abandonados.
El martes por la noche, un hashtag con su nombre había sido visto dos mil 400 millones de veces en el microblog Weibo, mientras muchos se preguntaban cómo podía Liu haber sido defraudado tan frecuente y totalmente por la sociedad.
Según el relato de Liu, transmitido por su familia adoptiva, sus padres le dieron a luz en algún momento entre 2004 y 2006 en el campo del norte de la provincia de Hebei. No estaban casados y decidieron vender al bebé.
En aquella época, la estricta aplicación de la política china de un solo hijo, combinada con la preferencia de muchas familias por los niños varones, exacerbó el comercio ilegal de recién nacidos. La familia adoptiva de Liu declaró al periódico Paper, con sede en Shanghai, que pagaron unos 4 mil 200 dólares por el bebé, la mayor parte de los cuales fueron a parar a un intermediario.
En 2009, Liu quedó huérfano después de que sus padres adoptivos murieran en una explosión de fuegos artificiales. Su familia extendida asumió la tutela. En su nota de suicidio, Liu dijo que fue acosado y molestado en la escuela.
Liu estudiaba para ser profesor en la ciudad norteña de Shijiazhuang cuando empezó a buscar a sus padres. Después de su primer vídeo, la policía le animó a utilizar una base de datos de ADN creada por las autoridades como parte de una campaña para frenar el tráfico de niños y reunir a las familias con niños secuestrados, adoptados o que han perdido el contacto con sus padres biológicos.
Pero, a diferencia de las reuniones con lágrimas en los ojos de otros casos de gran repercusión, los padres biológicos de Liu parecían considerar el reencuentro más bien como una obligación social que como un motivo de celebración.
Poco después, Liu acusó a los dos de venderlo para pagar el precio de la novia que su padre debía a la familia de su madre, un requisito común para las bodas en muchas partes de la China rural. También pidió ayuda económica para encontrar un lugar donde vivir.